domingo, 22 de marzo de 2020

Sola


SOLA

Un corazón de lana y acero comenzó a latir rítmicamente dentro de aquel torso blancuzco y lampiño. «Encima calvo y gafotas», pensé. No estaba mal del todo, pero cuando le pinché un pie con una aguja que llevo siempre se confirmaron mis temores: era suavizante lo que salía. Me recordó a José Manuel, un novio muy soso del que enseguida me aburrí. Di más vueltas por el almacén, asomándome a las bañeras de formol, pero no había ninguno que me gustara. Y me volví sola a casa.
Cuando iba a ponerme el pijama me dio por mirar en mis contactos. Y vi que conservaba aún el número de José Manuel.