MIMETISMO
El baúl de los juguetes
está cada vez más vacío. Al regresar del internado Bosco ha decidido despejar
su habitación. La consola, el tren eléctrico, los puzles… todo se lo da a la
cocinera. Para sus gemelos. Qué envidia, tener un hermano gemelo.
—Pero
prométeme —dice— que no contarás a mis padres cuando vuelvan del crucero que vino
Rober a estar esos días conmigo.
La
mujer asiente, apenada. Por seguirle la corriente, pone en la mesa otro plato
de sopa y mira a Bosco, que parlotea con la silla. Para ser sinceros, no le
sorprende ver que el contorno de su boca, su cara, su cuerpo, se van
desdibujando hasta desaparecer del todo.