domingo, 22 de marzo de 2020

El mago


EL MAGO 

Sí, soy su esposa. Fui la mujer bala en sus primeros shows, casi me quemo la lengua con queroseno al escupir fuego y tengo la tripa llena de cicatrices, de tanto ensayar lo de partirme en dos con el serrucho.
Una noche en un cabaret perdí una oreja cuando me lanzaba sables, pero yo, muy profesional, simulé que era parte de la actuación. El público aplaudió entusiasmado de lo hiperrealista que quedó, su fama se extendió y pudimos ¡por fin! contratar una ayudante.
En mi última función decidió hacerme desaparecer. Y aquí estoy, esperando que acabe el truco, que ya tengo los pies fríos.