domingo, 22 de marzo de 2020

El gato con botas


EL GATO CON BOTAS

Pese a poner toda su gallardía e ingenio al servicio del mindundi que se haría con el castillo, que se coronaría rey y que se casaría con la única hija del destronado, al gato con botas le fue fatal.
La princesa era una cursi que le puso coletitas y le prohibió andar con las botas llenas de barro por los mármoles recién fregados. Pero lo peor fue cuando empezó a llamarle Misifú. Demasiado para él, que se lió a arañazos con la heredera.
Actualmente el gato acumula polvo en la estantería de un museo, mientras lloriquean sus ojos de cristal.