IN
MEMORIAM
Instantes después de que una ola te arrebatara de
los brazos de tu padre, comenzaron a desfilar ante tus ojos las imágenes de la
que había sido, hasta ese momento, tu corta vida: el triciclo rojo al que
pronto quitaríais los ruedines; tu primer verano haciendo castillos en una
playa tranquila de arenas blancas, caracolas, cormoranes y algas; la camiseta
azulgrana con el nombre de tu jugador favorito que te regalaron al cumplir los
cinco años; las carreras que echabas con tu hermano y los otros niños del
vecindario detrás de un balón de fútbol, cuando todavía no caían bombas en tu
barrio…
Y la última de todas: la mirada de pánico, angustia
e impotencia de tu padre, su grito ahogado por la mar que te tragaba, te
arrastraba, te hundía y te alejaba. Una mar gélida y revuelta, oscura y
traicionera, una mar que al despuntar el alba, ya en calma, te depositaría,
inerte y azulado, en una playa tranquila de arenas blancas, caracolas,
cormoranes y algas.