domingo, 22 de marzo de 2020

La esquela


LA ESQUELA

—¡Yo no la he escrito!
Ramonín tenía las uñas de tía Gertrudis hincadas en el brazo, estaba muy alterada. La víspera el tío Damián, en su lecho de muerte, le había dictado su necrológica.
—Nada de cruces, Ramonín. Quiero la hoz y el martillo. Y que ponga «Chemari no te olvida». La comidilla del pueblo va a ser: rojo y maricón, jajaja. —Y de la misma risa fue y se ahogó.
Pero no era eso lo que desquiciaba a su hermana, sino que abajo, donde decía la hora del entierro, el puñetero le hizo escribir: «Os quedáis sin la receta de los riñones al jerez».