domingo, 22 de marzo de 2020

El amigo


EL AMIGO

Toda la vida se pasó Quino intentando demostrar su inocencia, negar las acusaciones que le señalaban siempre a él, pero el pobre era un enclenque mental, qué le vamos a hacer. Ya de crío le tacharon de maltratador precoz en la guardería: arrancaba cabezas de muñecas y, si pillaba una cucharita o algo, les sacaba los ojos también. Un sádico es lo que es, murmuraban las maestras de primaria. Un psicópata en ciernes, dictaminó el psicólogo del instituto cuando descubrí en su mochila una lagartija viva atravesada en canal con un pelo de marquetería.
Solo me tenía a mí. Y yo solo le tenía a él. Con eso me bastaba, con tener aunque fuera un único amigo.
En el viaje de fin de curso fuimos a París y un día nos llevaron a visitar la Torre Eiffel. Yo estaba excitadísimo, convencido de que el asqueroso de Nacho perdería pie, caería desde arriba y todos acusarían a Quino.
Pero había demasiadas medidas de seguridad. Tendría que esperar otro momento mejor.