MAGIA POTAGIA
Tan
misteriosamente como apareció, se cierra el puño… y ahora… ¿dónde está? El mago
señala entonces a Juanín, que asiste a la actuación sin pestañear, invitándolo a
subir al escenario. Haciendo el paripé, que si nada por aquí, nada por allá,
acerca la mano cerrada a la oreja del crío y ¡chaaraaraa!, saca una paloma
blanca, y luego otra, y otra más. Así hasta diez aves. Cuando termina el truco,
ve al chavalín tan emocionado que le regala su varita mágica.
Después vuelven
a casa. La mamá, feliz con el móvil lleno de fotos. Y él con más pájaros en la
cabeza de los que llevaba.