domingo, 22 de marzo de 2020

Peregrinación


PEREGRINACIÓN

No pudo encontrar la paz la duquesa ni en la cola para venerar las reliquias de la Santa, y eso que se había esforzado. Pero le daba muchísimo bajón ver gente sin piernas, brazos o manos, y su mirada vagaba de las vidrieras a las inscripciones de las lápidas del suelo y otra vez hacia arriba. Todo menos ver tanta miseria. Pero lo que le hizo marcharse por donde llegó fueron los latigazos que se daba en la espalda desnuda un señor calvo con gafas que tenía delante.
«La media hora más horrorosa de mi vida», pensó, muy acalorada, pisando al escapar del templo cinco tulipanes púrpuras.