domingo, 22 de marzo de 2020

El narrador


EL NARRADOR

Se le hizo tardísimo sumando facturas, pero antes de medianoche consiguió enviar el IVA trimestral por Internet. Cuadraba al céntimo. Para celebrarlo, sacó una botella de vino de detrás de los archivadores y se bebió la mitad. Desinhibida, empezó a contonearse pegada a la impresora, meneando el culo y frotándose el pubis contra las teclas.
¡Vaya con la secretaria, me estaba poniendo a cien!
Entonces descolgó el teléfono. 
—¿Digaaa? —contestó seductora.
Quítate las braguitas, anda. 
—¿Quién es usted? —dijo desconcertada. Pero obedeció y se bajó lenta, muy lentamente, el tanga. 
El resto, querido lector, se queda entre ella y yo.