domingo, 22 de marzo de 2020

El náufrago


EL NÁUFRAGO

Con lo cómodo que era teclear en el ordenador, usar el corrector, elegir el tamaño y tipo de letra, justificar márgenes…
No estaba acostumbrado yo a andar escribiendo mensajes con tinta de cachón en una mierda de papel secado sobre una roca, me cabreaba que no veas. Pero según me iba bebiendo las botellas de vino de unos viñedos de Ruiloba que encontré dentro de un contenedor en la playa, me fui animando con la escritura, me daba menos pereza escribir.
Y mandé esto a un concurso. Dentro de una de aquellas botellas, claro.