domingo, 22 de marzo de 2020

El paisano


EL PAISANO

Había cambiado la forma de comportarse y hasta de fumar. Ocurría siempre que la parienta se iba, diciéndole que le esperaba en menos de una hora en casa. Con ella las caladas las daba sin tragarse el humo, y dejaba caer al suelo las pavas por la mitad. Sin ella apuraba los cigarrillos hasta quemarse los labios y lanzaba las colillas poniéndolas entre el corazón y el pulgar. Y nos invitaba a los de la barra a todos los chupitos de anís.
Para cuando ella regresaba a las tantas, con su cara avinagrada, ya le habíamos cogido la cartera para pagar la bebida, porque sabíamos que volvería.