domingo, 22 de marzo de 2020

Olvido


OLVIDO

Se pasó todo el trayecto con la nariz pegada a la ventanilla, mirando el paisaje con mucho interés. Como si fuese la primera vez. De cuando en cuando señalaba con el dedo una bicicleta apoyada en una verja o unos terneros que pastaban. Movía entonces los labios intentando articular una palabra que no le llegaba a salir.
Jatos, papá le ayudaba yo. Como los que teníamos en casa.
Entonces me miraba con curiosidad, sonreía y volvía a girar la cabeza hacia el cristal.
Cuando el horizonte comenzó a cubrirse de bloques de viviendas y el verde de los prados se volvió gris me apretó con fuerza la mano.
Estaremos bien, Lola, ya lo verás.
Y no pude más que abrazarle para que no me viese llorar, para intentar quitarme aquel nudo que me impedía respirar, para no explicarle que yo era Laura y que acabábamos de enterrar a mamá.