domingo, 22 de marzo de 2020

Muerte dulce


MUERTE DULCE

Habían llegado haciendo eses a la cama y no llevaban ni media hora roncando cuando su hermano y anfitrión se puso a levantar persianas. Los destapó y como tampoco reaccionaban les echó encima sendas jarras de agua.
¡Arriba, gandules, esto no es un hotel!
Decidió mandarlos fuera. Uno a por higos, otro a por algarrobas. Ya que solo sabían construir casitas de troncos y paja, a ver si al menos aprendían un oficio y se largaban.
De paso despejan la resaca pensó mientras recogía del suelo una botella de tequila y un mocasín, que anoche debió ser gorda.
Estaba pelando bellotas para el almuerzo cuando notó que las paredes de ladrillo temblaban. Entonces oyó un crujido y tuvo suerte de salir antes de que se derrumbaran.
Más tarde, bajo los escombros de la despensa, encontró sus dos cadáveres. Aún olían a alcohol y del morro les salía compota de manzana.