domingo, 22 de marzo de 2020

El disfraz


EL DISFRAZ

Era inútil intentar zafarse de tía Luisi en carnaval. «Tú este año de egipcia» me dijo una semana antes, en la comida familiar.
Después del postre, mientras jugaba a que mi Barbie Sirenita se ahogaba en el fregadero y venía Ken a rescatarla y le montaba el pollo por no saber nadar, «tú eres tonta o qué», le reñía el muñeco mientras le masajeaba el pecho, «una sirena, como mínimo, tiene que flotar», tía Luisi me tomó medidas.
El día antes de la función escolar vino a despertarme. Me extrañó que no llegara cargada de bolsas.
—Nena, ven pa´cá.
Y me plantó una nariz en la cara, sujeta con dos gomas a las orejas. «La esfinge, antes de romperse», me explicó, mientras se magreaba con su novio, un tío bien macizo.
Menos mal que mamá sabía lo del nuevo ligue y me compró una túnica llena de jeroglíficos. Preciosa.