domingo, 22 de marzo de 2020

Los inicios


LOS INICIOS
  
Elegir un marco sencillo para la orla y colgarla en la pared junto a los otros diplomas y el certificado del Colegio de Abogados era su mayor ilusión. Que el despacho fuese diminuto, el lavabo estuviera en el rellano, que diera a un patio interior o fueran a declarar el edificio en ruinas no le parecía una tortura. Siempre se podría tapar el ventano con un vinilo o poner un ambientador de agua de jazmín para mitigar el olor a repollo hervido o el tufillo de las tuberías. Un engaño provisional. «Los inicios siempre son duros», solía decir su padre.
Y tanto que sí, suspiraba Miguel a dos días de que acabara su contrato en una gestoría, mientras colocaba en una huevera, a modo de bandeja, los vasos de la máquina de café: un expresso para el de laboral y dos cortados y un capuccino para los de fiscal.