LA DANZA DE LAS LIBÉLULAS
Tras poner a salvo sus huevas, se posan
extenuadas en un nenúfar del arroyo. Lo hacen también salamandras y ranas, que
aprovechan ese momento para zampárselas. En la orilla las abejas vuelan de flor
en flor, y las mariposas hacen sus acrobacias. Más allá, aletea tímidamente un
colibrí. En las copas de las encinas, planean hacia sus nidos las rapaces con
el pico lleno de ranas o salamandras.
Otro día más en el bosque. Todo está en calma.
Pero de pronto ese olor a fósforo y gasolina, y
ese ligero temblor de la cerilla en su mano.