domingo, 22 de marzo de 2020

La pantalla


LA PANTALLA

Desde el instituto me arranco las uñas, me rapo la cabeza y simulo una joroba exagerada. Un día me clavé un punzón en la rodilla, para cojear, y ahora camino apoyándome en un hacha.
Llevo toda la vida preparándome para conseguir un puesto de fantasma. ¿Dónde? Me da igual: en el caserón de una colina, el pasillo de un hotel, un descampado, un desván, una pared desconchada…
Cualquiera de esos lugares me viene bien, pero antes quiero empaparme de los grandes. Aprender. Por eso me dedico a ver pelis de miedo, de muertos, de psicópatas. «El resplandor» es una de mis favoritas.
La he metido hoy en el vídeo, pero no sé qué ha pasado que las dos niñitas han echado a correr por el pasillo, han girado la pantalla y se han sentado en la primera fila del patio de butacas.
Y ahora me están mirando, comiendo palomitas, jugando con unas cerillas, discutiendo entre ellas si prender fuego a la pantalla.