AMOR DE NUERA
Ella no tiene
habilidad ninguna para recogerse el pelo, ni para pintarse el ojo. Además siempre
está con los dientes manchados de carmín y la línea de las cejas torcida.
Vamos, un cromo, la vieja. Por eso yo misma me ofrecí esta mañana para peinarla
y arreglarla un poco, aunque ya me imaginaba que no me dejarían ni entrar en su
habitación. Casi que mejor, menudo pestazo que salía de ahí dentro. No entiendo cómo
mi suegro, tan adorable, tan pincel, le tiene esa pasión. Cuatro brazos han
hecho falta para separarle del ataúd.