EN RUTA
Pese a sus frecuentes viajes a
Rabat, Antonio no conseguía acostumbrarse a aquellos calores. Mientras le
cargaban el pescado en el camión, aprovechó para tomarse una limonada en la
cantina.
Yusuf
tenía mucha sed. Había tardado siete horas en llegar al puerto, pero su sueño
de convertirse en una estrella del fútbol seguía inquebrantable.
Antonio
se acercó a un tenderete a comprar unos dátiles rellenos para su Conchi. ¡Qué
ganas tenía de verla!
Yusuf
acariciaba el balón que llevaba en su macuto. En cuanto llegase a España, donde
vivía su primo Ahmed, demostraría lo buen futbolista que era.
Mientras
Antonio firmaba unos albaranes, Yusuf se coló en el remolque del primer
vehículo que vio, el de Antonio, y se acurrucó detrás de unas cajas de forespan.
Tras
desembarcar del ferry, Antonio cruzó la frontera, muy contento de que no le
parasen en el control. Eso le ahorraría al menos media hora de viaje. En cuanto
llegara a casa lo primero sería una ducha fría. Y después, su Conchi…
El
funcionario de aduanas también estuvo de suerte. Se evitó abrir el remolque y
encontrar junto a las cajas de merluza el cuerpo congelado de un chiquillo
envuelto en una camiseta blaugrana.