INVENTARIO
Esas alas de plástico servían
para volar, el audífono funcionaba bien, la dentadura postiza aún podía
aprovecharse y con la varita me rascaba estupendamente la espalda. Dinero no
dejó, la abuela Campanilla. Algunos cuentos, su caja de polvos mágicos, un chal
de cachemir y ¿esto qué es, un pisapapeles? Jo, qué piedra más suave y
redondita, y pone «recuerdo de las Highlands».