ANUNCIOS POR PALABRAS
Cada viernes me pongo guapa para ir a casa de
Vicente. Cenamos en silencio sopa jardinera y de postre natillas o yogur.
Después vemos el «Sálvame», un beso en la mejilla y a la cama a dormir. Me
trata como si fuera su tía del pueblo que viene a visitarle. No es por
quejarme: pagar paga bien. De momento es mi mejor ―y único― cliente. Pero estoy pensando en abrir mercado: voy a actualizar mi campaña
de publicidad, para no encasillarme. Mañana aviso al periódico y que cambien el
«Madurita, rellena, cariñosa» por «Morenaza,
pechugona, viciosa», a ver qué tal.