EL JUICIO FINAL
Sigilosas
como siempre se deslizan las sombras que habitan debajo de nuestras camas. En
los espejos, los espectros arañan con afán la superficie, intentando resquebrajarla
para escapar. Los fantasmas atraviesan las paredes de las casas luciendo sus
mejores sábanas, las de satén, como Dios manda. Angelitos con alas de plumón y
mofletes sonrosados, recién venidos del limbo, juegan con los peluches de sus
cunas sin estrenar.
Por los
bosques deambulan almas en pena, espíritus malignos que tiznan el suelo por
donde pasan y esqueletos. Del purgatorio llegan ánimas desorientadas
preguntando si es aquí la ceremonia. Poco a poco van despertando los que
duermen el sueño eterno y la tierra se va cubriendo de cenizas milenarias.
A la hora en
punto se pasa lista. No falta nadie.
Y que precisamente
en un día tan solemne como hoy el arcángel trompetista se ponga a desafinar,
¿no es como para matarlo?