EL HÉROE
En un
camarote de la última cubierta del trasatlántico, un escocés borracho daba
bandazos farfullando «your… mother… fucker»
de una manera casi ininteligible a su compañero de litera. Intentaba no caerse,
agarrarlo de la manga y evitar que escapara llevándose su macuto al hombro, pero
antes de terminar de insultarlo se quedó roque de la cogorza que tenía. «Eh,
muchacho, sin empujar» protestaban en el pasillo cuando los adelantaba
velozmente pisando enseres, chiquillos y maletas. «Oye, tú, a la cola, como
todos» se enfadaban los que subían la escalera mientras avanzaba a toda prisa
pasándolos por encima. «¡Rápido! ¡Mujeres y niños primero!» gritaba un
tripulante arriando un bote lleno de señoras arrebujadas en sus abrigos de
pieles y saltando dentro. Entonces vio a un grumete vomitando por la borda, le
quitó el gorro y la chaqueta de uniforme y embarcó en la siguiente lancha,
sobreviviendo así al naufragio.
Hoy sus
descendientes muestran con orgullo el retrato del héroe que tantas vidas salvó.