EL
COMISARIO
En las macetas del balcón se contorsionaban
esqueletos de ficus y geranios sobre la tierra agrietada. Hasta los cactus
agonizaban. Tener plantas chuchurrías en una casa tan de diseño, con sus vigas
en blanco decapado, sus sillas de forja, sus puntos de luz tan bien orientados,
no me cuadraba.
―¿Y
estos cadáveres? ―Escogí
adrede esa palabra para acorralar al sospechoso. Después le miré fijamente a
los ojos, sin pestañear, hasta que se derrumbó. Tengo una mirada que desarma, lo
suelen decir mis conquistas cada vez que salgo a ligar.
Entonces confesó. Encontramos
el cuerpo de la prostituta junto al de otras dos desaparecidas tras un muro de
carga. Caso cerrado.