domingo, 30 de abril de 2017

Vacío

VACÍO

Solo le quedaba un cigarrillo en aquel paquete arrugado. Lo sacó y estiró, esparciendo hebras de tabaco en su pantalón negro. Con el mechero del coche lo encendió, aspiró una bocanada de humo y tosiendo, medio asfixiado, maldijo el puto veneno. Abatido, la maldijo a ella también.
Lo apagó y siguió revolviendo la guantera, dejando caer en la alfombrilla un ambientador de canela, las gafas graduadas de ella, el navegador, los caramelos mentolados de ella, unas flores secas y el pañuelo con el que ya nunca volvería a cubrirse, ella, su cabeza pelada. Desconsolado, imaginó encontrarse una pistola con una bala en el cargador.