SOPA DE LETRAS
Se
miran desconcertados en el comedor del asilo los cuatro ancianos con los
mensajes navideños que se leen en sus cuencos. El «Merry Christmas» de Delfina les llama mucho la atención; que
se sepa, jamás había salido de su pueblo en Cuenca. Lo mismo con el «Happy New
Year» de Aniceto, pastor de ovejas de Teruel. Ambos sin faltas de ortografía. También
muy bien escrito el «All the best for the coming year» de Mariano,
ebanista jubilado. Se le nota a este hombre el gusto por los detalles, se dice
Delfina mientras echa unas migas de pan a su tazón.
Con el «And may this New Year bring you joy and laughter» de don Eusebio,
se quedan los tres boquiabiertos y asienten con admiración, Delfina incluso
aplaude un poco, esto ya es otro nivel. Aunque a decir verdad, si uno lo medita
un poco, tampoco es que sea tan sorprendente, porque don Eusebio fue maestro de
escuela y lee todos los días la prensa y a veces hasta escribe algún poema en
un papel que luego recita de pie.
Cenan pausadamente, sin prisa. Hay que hacer tiempo hasta las
doce, para ver las campanadas en el televisor. Solo se oye sorber y el ruido de
las cucharas chocando contra la vasija. Mientras les sirve a cada uno otro
cacillo, piensa la cocinera que ha tenido éxito este año la oferta que había en
el supermercado: la sopa de letras navideña, New England Style, que por el precio de dos tetrabriks te
llevabas tres.