miércoles, 29 de mayo de 2024

Corazón de brea

 CORAZÓN DE BREA

Ojalá hubiese aparecido ese bombón en su vida a los treinta, cuando se enamoró de su primera mujer, o más tarde a los cuarenta, cuando se casó por segunda vez. Porque uno se lamenta siempre ha creído en el amor, ha ido dando palos de ciego, ha puesto toda la carne en el asador y se ha tirado a la piscina de cabeza, sin entrar en razonamientos ni atender los dimes y diretes, que si menuda pelandusca, que si no te fíes de esa. Pero él, ingenuo y obnubilado por la pasión, cayó en la trampa dos veces, y ahora mira las consecuencias, pagando todos los meses más de la mitad de su sueldo a sus exparejas.

Que además, ni de lejos, son tan bonitas como esta, ni tienen esa linda cabellera, ni pestañean con tanto glamour, ni su piel es como la seda. Y sin pelos en el bigote ni en las piernas. Con la ventaja añadida de que los tiempos coitales los marca ahora él, nada de estarse fatigando la lengua para darle placer, ni ponte así ponte asá, que si arriba que si de lado, que si ahora para, que me haces daño, que si hoy me duele la cabeza. Porque para eso es una muñeca. Pero sobre todo, de lo que más convencido está, es de que los 520 dólares que le ha costado en AliExpress le van a ahorrar los disgustos y bajones de una ruptura imposible, además de muchos whiskys en soledad y muchas sesiones de terapeuta.