miércoles, 29 de mayo de 2024

Bajo tierra

BAJO TIERRA

Como los revisores del metro de Tokyo están tantos días de acá para allá, que lo mismo arrancan un lunes en una parada y terminan en otro barrio a cien kilómetros de distancia, la empresa ha habilitado en las principales estaciones unos camarotes cápsula, para que duerman y no se tengan que preocupar de buscar hotel ni salir a la calle. Así además al día siguiente están en su puesto puntuales. Son habitáculos de dos metros de ancho por dos de largo y uno y medio de alto, suficiente para caber tumbado o sentarse plácidamente, con las piernas estiradas, a leer o mirar el móvil. Tienen además un hueco en la pared donde hay sitio para una muda, el cepillo de dientes, el peine, una toalla que facilita la compañía, ¿acaso se necesita más? Por si fuera poco, también les dan un bono de ida y vuelta gratuito diario. Se lo descuentan todo ello, eso sí, del sueldo, porque esto no es las hermanitas de la caridad, pero aun así, queda una nómina suficiente para pagarse una habitación de alquiler, el parquin de la bicicleta y dos platos diarios de ramen o fideos calientes. Aunque siempre tiene que haber algún inconformista como Takahiro que, a escasos meses de jubilarse, hoy se ha decidido, se ha armado de valor y le va a decir más bien comentar, que no es él de entrar en polémicas a su superior, tímidamente y sin levantar del suelo la mirada, que para cuándo tienen pensado poner agua caliente en los lavabos.