miércoles, 29 de mayo de 2024

Purga

PURGA

Como para no estar enojada, si son más de las diez de la noche del viernes y no la dejan marcharse. Y eso que su jornada terminaba a las ocho. La tiene la encargada doblando pantalones, amontonándolos por tallas y colores, poniendo en perchas los blaziers e intentando averiguar dónde estaba cada cosa antes de que empezara la jornada de rebajas y entrase la marabunta a desordenarlo todo.

Además, viendo el caos de ropa tirada por todas partes, calcula que antes de las once no terminan de recoger. Le da entonces por imaginarse juntos en el pub a su novio, con la tercera cerveza en el cuerpo, y a Lisbeth, estrenando el vestido transparente negro que se llevó antes por treinta euros y que le quedaba tan sexy. Y nota por momentos cómo el cabreo le va provocando unas arcadas que le suben por el esófago, y cómo se le salen por la boca a borbotones los «mecagüentodo», los «suputamadre» y los «hastaloscojonesmetienen».

Suenan entonces unos golpecitos en la puerta del lavabo y una voz pregunta, «Jenni, ¿estás bien? Aún no hemos terminado». Así que Jenni se alisa con los dedos la melena, se pone gloss en los labios y sale aliviada, orgullosa de haberse podido contener hasta llegar al baño, echar toda su mala leche entre esas cuatro paredes y no quedarse, al menos de momento, sin empleo otra vez.