A LA UNA
No podría ser impuntual aunque
se lo propusiera, le viene en el ADN esa deficiencia. Desde que empezó a salir
con Adela lo ve así, como una imperfección del carácter, porque claro, para
cuando llega ella tan fresca, con ese perfume a limón y canela y esa sonrisa
jugosa que tanto ansía besar, morder, lamer, a él le chorrea una baba viscosa
tras haber luchado contra una almeja gigantesca que ha reptado fuera de la
alcantarilla que hay junto al árbol donde siempre quedan.
Puede sonar exagerada la
tardanza, pero esos hierbajos que crecen entre los adoquines no estaban ahí
antes de llegar ella.