domingo, 8 de diciembre de 2024

Apnea

APNEA

Estaba justo enfrente, nos miramos, me sonrió, creo. Enderecé la espalda, que siempre voy con los hombros caídos, y metí barriga. Aguanté así mientras ella humedecía sus labios, se ahuecaba la melena y acomodaba sobre su nariz unas gafas de montura nacarada sin apartar la vista de mí.

Me estaba dando un calambre en el costado cuando su vagón comenzó a moverse  y desapareció por el túnel. Pude entonces aflojar el abdomen y respirar, hasta que recuperé el resuello. Al rato, vi otra mujer bajar las escaleras del andén sonriéndome, creo, apreté la tripa otra vez y contuve el aliento.