TARDE DE CUENTO
Cuando estoy
aburrida me gusta bañarme en el
Mississippi con Tom Sawyer, columpiarme después en el neumático que cuelga del
sauce del jardín, beber limonada y saltar la tapia para robar manzanas del
huerto del vecino. Pero antes de ser descubierta, prefiero avanzar unas cuantas
páginas y aparecer, por ejemplo, con unos zapatitos de cristal en una carroza
de nácar.