lunes, 18 de junio de 2018

Precoz


PRECOZ

—¡Prefiero las ratas voladoras! berreaba el niño, pataleando y dando puñetazos a la madre.
Es el más feo de todos… suspiraba ella mientras pagaba el murciélago en caja. Esa noche, el pequeño se acostó abrazado al peluche. Cuando fue a despertarlo por la mañana lo encontró dormido dentro de un cajón que había vaciado. Dos hilillos de sangre le rodaban desde la comisura de los labios. En la jaula descubrió el cuerpo del hámster tieso como la mojama.
Entonces sintió hundirse el suelo bajo sus pies al recordar la advertencia de sus amigas cuando compró aquellos frascos de semen en una web rumana.