DESIGNIOS
¿A quién se
le ocurriría aquella barbaridad? Dicen que el hambre agudiza el ingenio, será
eso. Además tuvimos mucha suerte de que nadie investigara el asunto. El caso es
que en aquel mes de enero, los temporales visitaban día sí día también nuestra
costa. Una noche, Perico y Sito se escondieron en el faro y manipularon el foco
de tal manera que a la mañana siguiente apareció la playa llena de contenedores
de galletas, leche y latas de conserva. El carguero se hundió frente al
acantilado. Hubo también algún cadáver que fue retirado rápidamente con una
carretilla.