lunes, 18 de junio de 2018

El sheriff


EL SHERIFF

Tardaría en encontrar la llave que necesitaba, husmearía a través de la mirilla, rozaría con el dedo la cerradura buscando la manera de abrirla, sin dar con ella. A hurtadillas intentaría forzarla con una ganzúa, consiguiendo solo hacer una muesca en la madera. Pero él nunca tiraba la toalla: abriría la puerta y entraría con su revólver y su estrella. Sabía que aquel era un nido de forajidos, aunque no tuviese pruebas.
Y solo ante el peligro se plantó frente a ella y la echó abajo de una patada. La suya no sería una ciudad sin ley, que todo el mundo lo supiera.