lunes, 18 de junio de 2018

Crecer


CRECER

De una patada nos enviaban a las calles y no volvíamos hasta que empezaba a oscurecer, al grito de «subid ya o la tortilla os la coméis fría». En medio, entre partidos en el patio, peleas, casetas en los árboles, pactos de sangre, brechas en la cabeza, cigarrillos a escondidas y los primeros besos con lengua, pasamos los años más maravillosos de nuestras vidas. Entonces, sin darnos cuenta, nos hicimos hombres y adiós a la inocencia.