LA SOLUCIÓN
Hablar de muertos vivientes alrededor de una
mesa con velas en el sótano de Bruce les parecía divertidísimo. Cómo se reían
si alguno daba un respingo al sentir un roce en el pelo. Aunque lo más de lo
más era preguntar el futuro a la ouija.
Que quién de ellos moriría primero, querían saber. Sí, mucha bromita, mucho
jaja jijí, pero cuando el vaso llegó a la letra «b» y un soplo de aire frío
apagó las mechas, Bruce anunció, tembloroso, que se terminaba el juego.
Días después Billy se estrellaba con su bici
contra un árbol. Parece que iba sin cable de frenos.