lunes, 18 de junio de 2018

El forense


EL FORENSE

Los pulmones llenos de agua y espuma, todavía con olor a jabón de bebés. No había moratones en cuello o cara. Concluí la autopsia: ahogamiento sin violencia. Una distracción de la madre, que se entretuvo, según el informe, contestando un whatssap.
Nacer, morir.
Cuando disecciono cadáveres de niños no puedo evitar imaginarlos gateando en pijama, bajando el tobogán, metiendo goles en el patio, afeitándose los cuatro pelos de la barba, cogiendo olas con sus tablas, enamorándose por primera vez.
No crecer.
Esa noche Laura me anunció, dichosa, que estaba embarazada. La abracé, llorando. Ella pensó que era de felicidad.