lunes, 18 de junio de 2018

Gordito relleno


GORDITO RELLENO

Al poco de enamorarme de Piluchi, la de la confitería, engordé un poquitín. «¡Pareces un chonuco, me decía con cariño mamá. Por las mañanas me comía dos palmeras de chocolate; después del almuerzo, un helado de tres bolas; y por las tardes una caja enterita de pastas. Con mucha pena, tuve que abandonar el cortejo cuando se me disparó el colesterol. De la última vez que pasé a verla recuerdo que me llevé puesto lo único que me subía hasta la cintura: la malla morada de licra de hacer pilates mamá. ¡Qué delicia de chiquilla! Imposible olvidarse de sus carcajadas cristalinas, de su risa angelical.