lunes, 18 de junio de 2018

Dulce hogar


DULCE HOGAR

No se me ocurrió anotar todo en un bloc y mi memoria no es precisamente buena. Pero sí puedo afirmar que el mes que pasé en la ciudad se me hizo muy pesado. Allí la gente se pasaba el día corriendo de acá para allá, con prisas, ruidos y jaleo, pendientes de niños, horarios, colegios, de hacer la compra, de lucir siempre bellos… Vamos, que el día que recuperé mi cola de escamas plateadas y regresé al mar fue el más feliz de mi vida. Tendré que pensarme mucho los otros dos deseos que me concedió el genio de la lámpara que encontré en el fondo del océano.