miércoles, 4 de mayo de 2022

Buen apetito

 BUEN APETITO

Entornó los ojos al dar el primer sorbo a la Coca-Cola y de la emoción comenzaron a resbalarle por las mejillas unos lagrimones. Cerró la boca y la enjuagó con el refresco, como si fuera un colutorio. ¡Añoraba tanto sentir el chispeo de las burbujas en la lengua y el paladar! Cuando se le fue el gas al refresco lo tragó y repitió la operación hasta terminarse el vaso. Pidió entonces si podían servirle más, mientras se ponía a dar cuenta del bistec. En ese momento las lágrimas de felicidad ya le caían a borbotones, ¡al cocinero había que felicitarlo! Lo había dejado por dentro crudo y por fuera churruscado, justo como se lo preparaba su abuela cuarenta años atrás, allá en la granja. Las patatitas le parecieron también deliciosas, todo le estaba sabiendo a gloria. No le importó, en absoluto, que la bebida estuviera calentorra, ni que las patatas fueran ultra-congeladas. Eso qué más daba, si llevaba cuarenta años en el corredor, sin catarlas. Tan abstraído estaba engullendo la tarta de manzana, que tampoco renegó por que no le fuese a dar tiempo a hacer la digestión de esos manjares antes de que le administrasen la inyección programada.