CATARSIS
«No es ni mejor sitio ni peor»,
piensa dubitativo el hombre al llegar al alojamiento rural. Podía haberse ido a
un Parador Nacional, una pensión o haberse quedado en casa. Ahora le asaltan
las dudas, porque como en casa en ningún sitio, que si necesitas algo te
levantas y vas. El retrato de Mariela, por ejemplo, se le ha olvidado traerlo.
Los ansiolíticos están, la caja entera. También el botellín de agua mineral, que
al alcohol nunca fue aficionado. Y mientras, indeciso, dispone todo en la
mesilla de noche, ve un libro de cuentos, lo abre y comienza a leer.