miércoles, 4 de mayo de 2022

El heredero

 EL HEREDERO

Preocupa a su majestad el rey que su único hijo varón sea de modales tan delicados. Le ve deslizarse por las galerías del castillo ligero como un soplo de aire y arrullarse como un gatito cuando la doncella le cepilla los rizos dorados antes de acostarse. Y, en contra de su criterio, ha preferido recibir clases de arpa y canto, junto a sus hermanas, que salir con él a cazar jabalíes, corzos y venados.

Le disgusta también, y mucho, que ande siempre entre las faldas de la cocinera. Hoy, mientras ensillan su caballo en los establos, observa al chiquillo en el gallinero. Con qué suavidad escoge un huevo, lo acaricia, le retira las briznas y plumas pegadas, se lo pone en la mejilla para sentir su tibieza, lo coloca con ternura junto a los otros en la cestita que la cocinera se lleva. Al hombre le da una rabia tremenda, piensa que este hijo tiene una tara muy gorda, que no va a servir para el oficio que le espera, pero de pronto el niño agarra una gallina por el pescuezo y con sus manitas gordezuelas le da un giro completo, y otro más, y otro, hasta que separa la cabeza del cuerpo, y sale corriendo con el animal muerto hacia la cocina, y el rey respira con gran alivio y contento porque hoy habrá su guiso preferido en el almuerzo.