UNDERGROUND
Del trabajo a casa, de casa al
trabajo y vuelta a empezar. Así pasan la vida, yendo en metro de sus barrios al
centro, Linda, becaria; Harry, cajero en un banco; James, ascensorista; Amanda,
vigilante de museo; Billy, camarero en un Starbucks. La mayoría, locos por que
termine la semana y llegar a sus hogares, descalzarse, tumbarse en el sofá, hacer
cosquillas al hijo pequeño, darse un baño caliente, tomarse una copa de vino
escuchando jazz. Y alguno, como Curtis, músico callejero, alargando su jornada
hasta que cierra la última tienda, el último bar, para no tener que volver a su
pensión. Le pone tan triste meterse en ese cuartucho sin ventana, que se dedica
a ir haciendo trasbordos, de una punta a otra de la ciudad. Su línea favorita
es la circular, que es la más larga. Calentito, rodeado de gente y con buena
iluminación, resuelve sudokus y crucigramas, sonríe a todo el mundo, cede el
asiento a ancianas y cojos, y cuando empieza con el primer bostezo se va
preparando para bajar.