miércoles, 4 de mayo de 2022

La señora Williams

 LA SEÑORA WILLIANS

Vivir en mitad de un bosque a treinta kilómetros del pueblo más cercano tiene sus ventajas. La principal, a juicio de Harriet, es la ausencia de miradas indiscretas, de visitas inesperadas, de dimes y diretes, de murmullos y cotilleos. Se vino hace siete años a vivir a esta cabaña de un antepasado suyo y, según sus cuentas, pronto, muy pronto, podrá mudarse al apartamento soleado frente a la costa californiana que está pagando. Ya falta menos para abonar la última letra.

El inconveniente es que, si se descuida y no airea y limpia con la suficiente frecuencia, entra la maleza y lo invade todo. Lo que más lata le da es quitar el musgo, las raíces y las enredaderas del cárdigan de Arthur, porque le resulta súper laborioso volver a meter las mangas al cuerpo amojamado del difunto marido a quien, después del telele que le dejó tieso hace siete años, mantiene escondido para poder seguir cobrando su pensión.