PURA
Mientras
vemos en la tele un programa después de dar la cena y acostar al abuelo, Pura
señala la pantalla y me dice que me fije en los labios carnosos de una, en el
culo respingón y las tetas firmes de otra, en aquella cintura de guitarra de la
de más allá. Y, de manera inconsciente, se lleva las manos a su tripita y a su
seno derecho, el otro no está, y la veo tan triste que le tomo suavemente de la
barbilla, giro su cara hacia mí, beso sus párpados, su nariz, hasta que consigo
sacarla una sonrisa, y sigo besando sus patas de gallo, sus arruguitas de reír,
sus ojeras hinchadas y siento en lo más profundo de mi corazón que es del todo
imposible amar a nadie así.