miércoles, 4 de mayo de 2022

El apagón

 EL APAGÓN

A este vigilante de museo se le está pasando por la cabeza que peor habría sido si el apagón le hubiese pillado dentro de un ascensor, rodeado de gente histérica chillando «¡vamos a morir, vamos a morir!». O por qué no arriba de todo de una noria, en medio de una tormenta eléctrica, en una cabina con una parejita de enamorados mirando pálidos al vacío y prometiéndose amor eterno. Como es muy morboso el individuo, se imagina como observador en un quirófano en plena operación, yo qué sé, de corazón, por poner un ejemplo. De esas que se hacen mirando el cirujano un monitor. Pero lo que tiene que ser realmente horroroso, piensa, es estar en la sala de espera de un aeropuerto y contemplar cómo choca el avión en el que viajan tus seres queridos con otro en la pista, y a continuación ver impotente a algunos pasajeros corriendo, envueltos en llamas, achicharrándose vivos, desplomándose en el suelo.

Todas estas calamidades se le van ocurriendo a este señor, más que nada para tranquilizarse, para restar importancia a lo suyo, porque nota que está hiperventilando al comprobar que su móvil acaba de quedarse sin conexión a la red.