BOEING
Los tiburones de Wall Street
están que no caben en sí de gusto: lo han logrado, han conseguido pedidos de
más de cinco mil aeronaves de su nuevo modelo a lo largo de todo el mundo y las
acciones se han disparado a niveles nunca antes vistos.
Son beneficios de muchos
ceros, ha merecido la pena su plan de añadir a los viejos fuselajes de 45 años un
motor más eficiente que, aunque desestabiliza el aparato y empuja el morro
hacia abajo, es más competitivo que los antiguos. Hubo que encajarlo como se pudo,
alargar el tren de aterrizaje y engañar a la inspección diciendo que era
solamente una ligera modificación, un añadido al modelo preexistente, y que por
tanto no era necesaria formación adicional de los pilotos en el simulador, cosa
que por cierto lo habría encarecido mucho.
Los tiburones del océano Índico
también se sienten muy agradecidos: en cinco meses, han caído en sus aguas dos
aviones de ese nuevo modelo con 346 personas de cebo vivo.