miércoles, 4 de mayo de 2022

Doble, nada

 DOBLE. NADA

Arranca el viernes por la tarde y para calentar motores juega unos quinitos con un amigo en una taberna. Pierde todas las tiradas y tiene que beber a pares, su vino y el del colega. Como están bajando ya la persiana, deciden cambiar de bar, yendo a otro y al siguiente hasta que se les acaban todos los de la acera. Propone entonces ir en su coche al centro, les queda la noche entera.

En un pub de moda un par de gintonic, dos jagermeister, y en la barra unas gemelas, dos pibones, que se les unen a la fiesta. Como son idénticas se las reparten así: para ti esa, para mi esta. Ya lleva la vejiga llena y dando algún traspié, chocando contra una mesa, se encamina al lavabo a vaciarla, quedándose admirado mientras mea de la disposición de los cuatro urinarios: de dos en dos, uno junto a otro. Como muy artístico, piensa, parece una obra maestra.

Ya de vuelta, y mientras apura su copichuela, sugiere una de las chicas ir a bailar a una discoteca de las afueras, así que se montan todos en su Audi y venga, a seguir la juerga, que termina abruptamente cuando al final de una cuesta ve dos rotondas, qué raro, duda mientras se decide por una de ellas, justo la que se esfuma antes de empotrarse a cien por hora contra una palmera.